Al ritmo que vamos, nadie está seguro cómo terminaremos, pues para que haya orden, respeto y paz en un país, hace falta una justicia ejemplar, donde sus magistrados en base a sentencias hagan prevalecer el sentimiento de la sociedad que dicen representar. La tierra de Duarte sigue estremecida por crímenes espantosos, originados por el narcotráfico y el crimen organizado, bajo la complicidad de autoridades políticas, judiciales, policiales y militares. Este fenómeno abarca a amplios segmentos de la población, donde grupos se ganan la vida derramando sangre, cobrando altas sumas de dinero en calidad de sicarios, provocando que la seguridad brille por su ausencia. Quizás por haber perdido la capacidad del asombro, los ciudadanos escuchan sin ruborizarse la versión de que Raúl Reynoso Mota (Vantroi) lideraba una banda de sicarios que asesinó a 36 personas e hirió a otras 15.
Lo más preocupante de todo esto es la versión de los vecinos, informando qué lo llevó a convertirse en un temible asesino, demostrando que cuando la justicia falla, el individuo no tiene otras alternativas que tomar las leyes en sus manos. Aunque no buscamos justificar sus andanzas, debemos recordar al presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor, Jorge Subero Issa, que por más que él intente presentar una buena imagen del sistema judicial, las acciones de algunos jueces hablan por sí solas. Quienes conocieron a este muchacho en la Fuente y Guachupita, confirman la tesis de los griegos, “el hombre viene al mundo como un papel en blanco y el medio ambiente se encarga de llenarlo”.
Según ellos, fue la muerte violenta de su hermano por parte de otra banda criminal, lo que desató los demonios en Vantroi, ganando notoriedad en los medios de comunicación con sus horrendos crímenes en esos sectores. Si este joven hubiese podido confiar en la justicia dominicana, su historial hoy sería otro. Pero a quienes manejan el tren judicial en el país, parece no preocuparles para nada que las personas sigan tomando la ley en sus manos, linchando delincuentes por su inoperancia.
Tampoco genera asombro la noticia dando cuenta, que Reynoso Mota, fue dejado en libertad por el juez, José Rosario Hernández, fungiendo como sustituto, una modalidad usada recurrentemente por magistrados, para concederles libertad a quienes ofenden a la sociedad decente. No salimos bien del shock dejado por unos adolescentes que se divertían asesinando y torturando a choferes de carros públicos y que entre ellos, una jovencita de 14 años para excitarse sexualmente, tenía que derramar la sangre de quienes caían en sus redes, ojala y alguien pueda convencernos de que estos sujetos quepan en un reformatorio. Estos son el producto acabado de una sociedad que se encamina a la destrucción total y tarde nos damos cuenta, que miles como Vantroi abundan en esos barrios de las grandes ciudades, pues ante la indiferencia judicial, lo normal es que los asesinos se apoderen de esa paz social, que todos debemos disfrutar.
Lo más preocupante de todo esto es la versión de los vecinos, informando qué lo llevó a convertirse en un temible asesino, demostrando que cuando la justicia falla, el individuo no tiene otras alternativas que tomar las leyes en sus manos. Aunque no buscamos justificar sus andanzas, debemos recordar al presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor, Jorge Subero Issa, que por más que él intente presentar una buena imagen del sistema judicial, las acciones de algunos jueces hablan por sí solas. Quienes conocieron a este muchacho en la Fuente y Guachupita, confirman la tesis de los griegos, “el hombre viene al mundo como un papel en blanco y el medio ambiente se encarga de llenarlo”.
Según ellos, fue la muerte violenta de su hermano por parte de otra banda criminal, lo que desató los demonios en Vantroi, ganando notoriedad en los medios de comunicación con sus horrendos crímenes en esos sectores. Si este joven hubiese podido confiar en la justicia dominicana, su historial hoy sería otro. Pero a quienes manejan el tren judicial en el país, parece no preocuparles para nada que las personas sigan tomando la ley en sus manos, linchando delincuentes por su inoperancia.
Tampoco genera asombro la noticia dando cuenta, que Reynoso Mota, fue dejado en libertad por el juez, José Rosario Hernández, fungiendo como sustituto, una modalidad usada recurrentemente por magistrados, para concederles libertad a quienes ofenden a la sociedad decente. No salimos bien del shock dejado por unos adolescentes que se divertían asesinando y torturando a choferes de carros públicos y que entre ellos, una jovencita de 14 años para excitarse sexualmente, tenía que derramar la sangre de quienes caían en sus redes, ojala y alguien pueda convencernos de que estos sujetos quepan en un reformatorio. Estos son el producto acabado de una sociedad que se encamina a la destrucción total y tarde nos damos cuenta, que miles como Vantroi abundan en esos barrios de las grandes ciudades, pues ante la indiferencia judicial, lo normal es que los asesinos se apoderen de esa paz social, que todos debemos disfrutar.
Via: Alejandro Almánzar
alexalma0915@gmail.com
Foto: levar.typepad.com
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