El transfuguismo político ha marcado grandemente nuestra historia republicana y recordamos cuando seguidores de Horacio Vásquez, en 1930, por no haber sido nominados a cargos electivos, pasaron a formar fila en el movimiento que impulsó a Trujillo al poder y ya la historia es conocida.Es el factor principal, para que el sistema de partidos haya caído en el descredito en que se encuentra hoy. Ellos luchan por sus intereses unipersonales, sin importarles un carajo el país. La decisión del doctor, Gilberto Serrulle, de abandonar una militancia tan arraigada en su partido, para ir a ocupar una posición electiva en el PRD, es un salto al vacío, que pone fin a su fructífera carrera política. Su caso trasciende mucho, por tratarse de un hombre sosegado, disciplinado, muy prudente, con una hoja de servicio intachable e incluirse entre tránsfugas, no resulta lo más aconsejable. Debió tomarse su tiempo y calcular mejor antes de echar por la borda años de lucha a favor de los mejores intereses de Santiago y el país, esos hombres hacen falta en la actividad política, pero cambiar de lo malo para lo peor, no es la solución.
Quienes conocen la formación de hogar, política e intelectual de Gilberto Serrulle, no conciben verlo lidiar con la imprudencia dentro del partido del hacho, donde no existe regla de juego clara y esto más bien parece una confederación de grupos, que el país les importa poco o nada y él no cabe ahí. Si su deseo es desplazar del Ayuntamiento al actual incumbente, debió hacerlo con una alianza independiente, para contar con el apoyo de sus ex compañeros, que ante las afirmaciones de Sued, de que no apoyaría al candidato morado, votarían por él, pero en esas condiciones, difícilmente los peledeistas derroten a su partido para favorecer al PRD que es su verdadero adversario y lo más que harán es abstenerse de sufragar y en ese escenario, él no sería el mas favorecido.
Via: Alejandro Almánzar [alex15958@MSN.com]

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