La justicia francesa condenó hoy a 30 años de prisión a Nicolas Cocaign, conocido como "el caníbal del Rouen" que mató a uno de sus compañeros de celda y se comió parte de sus pulmones.
El Tribunal Criminal de Francia, atendió la petición de la Fiscalía y condenó a Cocagin, de 38 años, a permanecer en prisión al menos 20 de los 30 años de la sentencia por matar y torturar a su compañero penitenciario. Durante el juicio, el canibal, llegó a decir que disfrutó con lo que hizo. "La carne humana tiene buen gusto. Es tierna como la del ciervo. Me gustó hacer lo que hice", dijo ante el Tribunal En su declaración.
Todo este espeluznante caso fue sólo porque el reo miró mal a Cocagin, que en ese momento, sintió que no podía controlarse y tuvo "una subida de adrenalina" que le llevó a abalanzarse contra él, golpearle en todo el cuerpo, clavarle unas tijeras varias veces y rematarle asfixiándole con una bolsa de basura hasta asegurarse de que estaba muerto.
Pero lo peor llegó después cuando, según su propio relato, a la hora de la cena se le ocurrió abrirle el pecho con una cuchilla de afeitar, meter la mano y coger lo que creía que era el corazón aunque resultó ser un pedazo de sus pulmones. Inmediatamente se lo comió, parte crudo y parte cocinado. "Lo hice por curiosidad. Quería saber qué gusto tenía la carne humana. La preparé con un poco de cebolla y arroz. Y me lo comí", dijo el barbarazo!
Via: lavanguardia.es [c&p]
El Tribunal Criminal de Francia, atendió la petición de la Fiscalía y condenó a Cocagin, de 38 años, a permanecer en prisión al menos 20 de los 30 años de la sentencia por matar y torturar a su compañero penitenciario. Durante el juicio, el canibal, llegó a decir que disfrutó con lo que hizo. "La carne humana tiene buen gusto. Es tierna como la del ciervo. Me gustó hacer lo que hice", dijo ante el Tribunal En su declaración.
Todo este espeluznante caso fue sólo porque el reo miró mal a Cocagin, que en ese momento, sintió que no podía controlarse y tuvo "una subida de adrenalina" que le llevó a abalanzarse contra él, golpearle en todo el cuerpo, clavarle unas tijeras varias veces y rematarle asfixiándole con una bolsa de basura hasta asegurarse de que estaba muerto.
Pero lo peor llegó después cuando, según su propio relato, a la hora de la cena se le ocurrió abrirle el pecho con una cuchilla de afeitar, meter la mano y coger lo que creía que era el corazón aunque resultó ser un pedazo de sus pulmones. Inmediatamente se lo comió, parte crudo y parte cocinado. "Lo hice por curiosidad. Quería saber qué gusto tenía la carne humana. La preparé con un poco de cebolla y arroz. Y me lo comí", dijo el barbarazo!
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el pipo que fuerte
hasta me da cosa pensar en ese degraciao comiendose ese tiguere!
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