
Lo que más sorprendió es que los conductores bajo el efecto de la resaca manejaron aun más rápido (casi 10 mph de media) e ignoraron varios stops y semáforos, algo constató el peligro latente que entraña conducir tras una noche de fiesta y sin dormir el tiempo necesario. Según se desprende de este estudio, las horas de sueño reducidas, el bajo nivel de azúcar en la sangre y la deshidratación producida por la ingesta de alcohol, actúan sobre el conductor de manera similar o incluso peor a cuando ha bebido. Así que ya sabes: si tomas, no manejes… y si estás resakao', tampoco!! Pa' Eso Bebe??
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