
Los inversionistas han llegado a la conclusión de que el plan de rescate del presidente George W. Bush por 700.000 millones de dólares y las medidas tomadas por otros gobiernos no descongelarán rápidamente los mercados crediticios. Este sentir envió a la baja en picada los precios de las acciones en Estados Unidos, Europa y Asia, y llevó a los inversionistas a colocar su dinero en la seguridad relativa de la deuda gubernamental estadounidense. Los temores de una recesión mundial también empujaron a la baja los precios del petróleo, que cayeron del nivel de 90 dólares por barril.
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