Benedicto XVI fue recibido a su llegada por el arzobispo de Nueva York, Edward Egan, por el rector de la catedral, Robert Ritchie, y el alcalde de la ciudad, Michael Bollmberg. Debido a que la catedral está situada en el corazón de Nueva York, encajonada entre grandes rascacielos, las medidas de seguridad son excepcionales y todas las calles adyacentes han sido cortadas y la zona ha sido completamente aislada. Anoche, el Papa dedicó un improvisado saludo a cerca de 500 personas que reunieron debajo de su residencia en Nueva York, sede del observador permanente del Vaticano en Naciones Unidas.
La ceremonia de hoy, en la que el Papa recordará su elección hace precisamente tres años, está dedicada a los representantes del clero de las diócesis de la Costa Este de Estados Unidos.
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