Para Armando y Gertrudiz la vida ha sido simple, pese a todas las preocupaciones que tuvieron que pasar en sus 67 años de matrimonio. Según contó esta ejemplar y longeva pareja de cubanos —él, de 98, ella de 92— el secreto de todo está en el respeto mutuo y el amor a la familia, “el resto viene fácil”.
La pareja emigró a esta ciudad en 1969 y desde entonces vive en un apartamento de Queens donde mantienen el mismo número teléfonico y las mismas amistades de esa época. Su hijo mayor, de 66 años, dijo sentirse feliz de “estar viejo y tener aún vivos a sus padres”. Por su parte, Migdalia, de 61, afirmó que han sido unos padres “muy amorosos que han sabido inculcar el amor por la familia”. De igual opinión es Pedro, de 54, sargento mayor del Ejército de los Estados Unidos, quien explicó: “El amor hace que toda su familia tenga en su casa un lugar donde reunirse en fechas importantes”.
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